viernes, 15 de enero de 2010

EL YUGO DESIGUAL


Por: George Garcia

2CORINTIOS 6;14-15

«Por qué no puedo casarme con mi novio?

Admito que es agnóstico pero es de una buena familia, tiene muy buenos principios morales, es muy respetuoso y tiene una excelente trayectoria?» . Uno de los problemas más agobiantes en la Iglesia en todo el mundo es el yugo desigual, es decir cuando un cristiano forma un matrimonio o aun un noviazgo con una persona que no es de Cristo.

La elección de su pareja es de vital importancia porque la decisión marcará el resto de su vida.
Ahora muchos se quejan de esta manera.
Con lo único que no estoy de acuerdo es que no le parezca que una persona creyente se case con una no creyente, pues en uno de los libros del Nuevo Testamento dice que si su pareja es incrédula no la abandone pues puede que salve un alma».

¿Cómo podemos contestar a estas personas y a los miles de jóvenes con las mismas inquietudes, mostrando misericordia y al mismo tiempo siendo leal a las Escrituras? Dios nos dio la Biblia como nuestra autoridad para contestar cuestiones difíciles y no tenemos que depender de nuestras propias ideas, sentimientos o emociones.

En 2 Corintios Pablo nos da una orden (no una sugerencia) y luego hace una seria de preguntas: «No os unáis en lazo con los infieles, pues ¿qué asociación tiene la justicia y la iniquidad o qué comunión tiene la luz con las tinieblas? o, ¿qué armonía tiene Cristo con Belial, o qué tiene en común un creyente con un incrédulo?» (2 Co. 6:14-15).

La mayoría estamos de acuerdo en que el matrimonio entre un cristiano y un inconverso está terminantemente prohibido por Dios.
Todo creyente que contrae nupcias con una persona fuera de la familia de Dios, puede estar seguro de que está actuando contra la voluntad del Señor, cualesquiera que sean las circunstancias. Sin embargo, no estamos tan seguros del ... por qué.

Me explicó Dios prohibe el matrimonio desigual. Sobretodo es para la felicidad de sus hijos.
Al contraer matrimonio las dos partes llegan a ser «una sola carne» (Ef. 5:31; Gn. 2:24). La frase «una sola carne» expresa antes que nada la relación sexual dentro del matrimonio.
Pero el sentido completo se desarrolla más ampliamente con el correr de los años.
El matrimonio es un enlace que involucra no solamente el cuerpo, sino también el alma y el espíritu.

La Biblia prohíbe el matrimonio mixto entre creyentes e inconversos porque no es posible desarrollar en forma plena la verdad de «una sola carne».

No se puede unir el espíritu viviente del creyente y el espíritu muerto (sin Cristo) del inconverso.

No hay ni habrá comunión espiritual (2 Co. 6:14,15).

Por lo tanto, la comunicación se realiza solamente a nivel del «alma», la sala de controles de quien no conoce a Cristo.

Sin embargo cualquier padre, anciano o consejero que ha tenido que lidiar con una persona locamente enamorada de una persona inconversa sabe que existe un «amor» tan fuerte que está seguro de que su situación particular no está contemplada en la Biblia y abundan las razones y excusas.

Vamos a suponer que la mujer es la creyente.

«No hay jóvenes cristianos de mi edad en la iglesia».
«El es mucho mejor que la mayoría de los creyentes que conozco».
«Mi novio está de acuerdo en que nos casemos en la iglesia evangélica».
«He visto otros matrimonios que empezaron así y dio muy buen resultado».
«El no será estorbo para mi vida espiritual».
«Me dice que se va a convertir después de la boda».
«Me permitirá llevar a nuestros hijos a la Escuela Dominical»
«Tengo que casarme con él porque hemos tenido relaciones sexuales».

Como hemos mencionado, bajo cualquier circunstancia es pecado casarse con un incrédulo.
Un cristiano por consiguiente está incapacitado para implorar la bendición de Dios sobre ese matrimonio.

En cuanto al argumento de que no hay jóvenes cristianos en la iglesia, quisiera aclarar tres puntos:

a) Los solteros tienen que creer y confiar en las promesas del soberano Dios. «Mis ojos están puestos en ti. Yo te daré instrucciones, te daré consejos, te enseñaré el camino que debes seguir.
No seas como el mulo o el caballo, que no pueden entender y hay que detener su brío con el freno y con la rienda, pues de otra manera no se acercan a ti» (Sal. 32:8-9 VP).

b) Uno no está siempre limitado a los muchachos de su propia iglesia.

Una excelente manera de conocer a jovenes creyentes es en las actividades y campamentos .

c) Es mejor no casarse que casarse en contra de la voluntad de Dios. La soltería es una opción bíblica (1 Co. 7).

Personalmente, no acepto la escapatoria de que los inconversos son « mejores que los creyentes». O algo anda mal con los jóvenes cristianos de esa iglesia (quizá no sean verdaderos cristianos), o el amor ha cegado los ojos de la parte interesada.

Es sorprendente que hay personas que todavía piensan que Dios le da la bendición a un yugo desigual con tal que se casen en la iglesia.

No importa en qué iglesia se casen; si uno de los novios no es creyente en Cristo el casamiento sigue siendo desobediencia.

En cuanto al argumento de que existen matrimonios mixtos exitosos, o bien que el inconverso se convierte al Señor después de la boda, lo que ocurrió con Fulano o Mengano o perencejo no puede sentar precedentes y permitirme actuar de la misma manera.

Mi fundamento es la Biblia, y allí claramente se afirma que tal unión es pecado.
Más aun, por cada caso que por la misericordia de Dios ha resultado exitoso, cualquier anciano podrá mencionar 50 o mas casos asi.

Es más, hemos visto que la gran mayoría de los inconversos que se casan con cristianos, nunca se convierten al Señor.

Existe una predilección de mandar al altar a una pareja que ha tenido relaciones íntimas.

El matrimonio autoriza las relaciones sexuales, pero el mero hecho de tenerlas o haberlas tenido no equivale a estar casado ni a que deba casarse con la otra parte.

A primera vista Deuteronomio 22:28 quizá dé la idea de que una pareja de novios que cometen fornicación se deben casar y «relaciones sexuales igualan al matrimonio».

Sin embargo, este pasaje no trata el caso de una pareja de novios que consienten en tener relaciones íntimas.

Por aquel pecado a la pareja le esperaba ser apedreada (Dt. 22:13-24).

Sino más bien se trata de una violación y el Antiguo Testamento en su intento de proteger a la mujer violada (nadie se casaría con ella) manda que el hombre se case con ella.


Cuando uno de los novios es inconverso he descubierto que un obstáculo es el testimonio del creyente.

El hecho de que él o ella esté saliendo con un inconverso, da testimonio de que algo anda mal en su vida espiritual.



«¡Qué importa, si no pienso casarme con él!» , estan perdiendo el tiempo, tal como dice Jeremías: «Cavaron para sí cisternas rotas que no retienen agua» (2:13).

No importa cuánta agua uno eche en una cisterna rota, no la retendrá, así que hacerlo es perder tiempo, esfuerzo y energía.
Lo mismo sucede en una relación no bíblica uno está echando agua pero la cisterna está rota.


A pesar de todos los consejos, siguen de novio con ese muchacho o muchacha.

Abeces uno da tan mal testimonio como cristiano que el novio o la novia incombersa acepta el señor y luego da testimonio.

Su testimonio es: «No quiero andar con una chica que, siendo cristiana, estaba de novia con un inconverso—aunque el inconverso haya sido yo».


Aunque podemos tener muchos amigos, hay diferentes niveles de amistad.

a. Los conocidos. La relación se caracteriza por un contacto ocasional a nivel superficial.
Es un trato a nivel general, que se da tanto con creyentes como con inconversos.

b. La amistad ligera. Este tipo de relación está basada en intereses o actividades comunes con vecinos, compañeros de trabajo, de escuela, etc.

En este grado también podemos hacer amistad con personas cristianas e inconversas. Como sucede en el primer caso, nos brinda una buena oportunidad de evangelizar con nuestra vida y palabra a las personas que no conocen a Cristo.
c. La amistad familiar o de confianza. Esta rela¬ción se basa en los propósitos y metas de la vida que haya en común.

Este nivel está cimentado en una amistad más profunda. Tal profundidad en la relación debe darse entre cristianos. Esta amistad podría conducir a los primeros pasos del noviazgo.
d. La amistad íntima. Es un compromiso espiritual muy profundo, de discipulado recíproco.

En tal relación existe la libertad de corregirse mutuamente. Hay confianza total, y el propósito es desarrollar el carácter de Cristo. Idealmente aquí se incluyen las últimas etapas del noviazgo y el matrimonio.

Los problemas surgen cuando invitamos a amigos inconversos a compartir una profundidad de nuestra vida que ellos realmente no pueden compartir porque no son hijos de Dios.

Algo que pasa a menudo es que el novio inconverso alega convertirse a Cristo. Ello no es señal de que necesariamente deban marchar al altar. Los dos tendrían que conocerse como creyentes, y el nuevo en la fe necesitaría tiempo para exhibir «frutos dignos de arrepentimiento» (Lc. 3:8) y crecer espiritualmente.

Porque mucha veces se convierte a su novia o a su religión y no a Cristo.
Para el creyente ya envuelto en un yugo desigual, el siguiente paso es deshacer este noviazgo no bíblico. A veces no es tan sencillo romper aun el compromiso más superfi¬cial.

Está la presión de los padres; el «no puedo vivir sin ella» del novio y la vergüenza ante familiares, quizá inconversos, que no entienden las normas bíblicas que gobiernan el matrimonio.

Un noviazgo roto dejará un gran vacío en el corazón de los dos, pero con el tiempo ese creyente conocerá el gozo profundo que Dios da a los que le obedecen (1 Juan 3:22-24; 5:2,3).

Los líderes de la iglesia a esta altura tienen una seria responsabilidad para con el joven que rompió el noviazgo.

Deberán instruirle sobre cómo reha¬cer su vida según los preceptos bíblicos, para que este problema no vuelva a suceder con esa persona ni con los demás jóvenes de la iglesia.

Sugiero estudios sobre temas bíblicos en el grupo juvenil: ¿Cómo conocer la voluntad de Dios? ¿Con quién me casaré? ¿Qué es el verda¬dero amor? ¿Cómo prepararme para el matrimonio cristiano? ¿Cómo comportarse durante el noviazgo? ¿Cómo encontrar un compañero cristiano?

El lugar de los padres en el proceso de elegir la pareja.
Otro problema se presenta cuando los novios insisten en casarse a pesar de los consejos de los líderes espirituales de la iglesia.

¿Debe el anciano celebrar tal boda? Por lo general, cuando un pastor decide llevar a cabo la ceremonia en estas condiciones, sus razones son: 1) temor de perder la oportunidad de evangelizar al cónyuge inconverso después de la 2) temor de que a pesar de todo los jóvenes vayan a otra iglesia; 3) temor a perder la membresía de la familia del novio cristiano.

Termino diciendo lo siguiente

Es preciso que la iglesia conozca la postura del pastor en cuanto a este asunto, a fin de apoyarlo, y para que él no tenga que delinearla por vez primera bajo la presión de una crisis.

Bendiciones

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